Que la paz y bendiciones de Dios sean con él.
¿Quién es realmente para los musulmanes?
A diferencia de los “fundadores” de muchas religiones, el último profeta del Islam es de hecho una figura histórica y documentada. Vivió a la luz de la historia y se conocen los detalles más mínimos de su vida. Los musulmanes no solo tienen el texto completo de las palabras de Dios que le fueron reveladas al Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), sino que también han conservado las suyas, es decir, los dichos y las enseñanzas del profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en lo que se llama literatura de hadīth.
Habiendo dicho esto, debe entenderse que los musulmanes creen que el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue solo un hombre elegido por Dios, y que no es divino (Dios o celestial) de cualquier manera. Para evitar el deseo equivocado de divinizarlo, el Profeta Muḥammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) enseñó a los musulmanes a referirse a él como “El Mensajero de Dios y Su esclavo”. La misión del último y final profeta de Dios fue simplemente enseñar que “no hay nada divino o digno de ser adorado excepto por el Dios Todopoderoso”, además de ser un modelo viviente y una personificación de la revelación de Dios. En términos simples, Dios envió la revelación a Muḥammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), quien a su vez adoptó sus enseñanzas, las implementó y las transmitió a otros.
De esta manera, Muḥammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue más que un “profeta” en el sentido de muchos de los profetas bíblicos, ya que también fue un rector y gobernante. Fue un hombre que vivió una vida humilde al servicio de Dios y estableció una religión que lo abarca todo, más bien, un estilo de vida. Él personalmente demostró el arte de ser un amigo ideal, un esposo, un maestro, un gobernante, un guerrero, un juez, etc. En consecuencia, los musulmanes lo siguen en obediencia a Dios, porque Muḥammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no solo nos mostró cómo interactuar con nuestros semejantes, pero más importante aún, nos demostró la manera de relacionarnos con Dios y de adorarlo de la única manera que le agrada.
Como otros profetas, el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) sufrió una avalancha de oposición y persecución durante su misión. Sin embargo, siempre fue paciente y justo, y aun así trataba bien a sus enemigos. Su misión fue un éxito rotundo a pesar de que comenzó en uno de los lugares más atrasados y remotos de la tierra; a los cien años de su fallecimiento, el Islam se había extendido desde España en el oeste hasta China en el este y desde el norte de África hasta Bukhāra (Uzbekistán). El Profeta Muḥammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue el más grandioso de todos los profetas de Dios. Este logro no se debió a la introducción de nuevas doctrinas o milagros mayores, sino simplemente cumpliendo y predicando las creencias monoteístas fundamentales, puras y apropiadas defendidas por todos los profetas anteriores. Sus esfuerzos han atraído a más seres humanos a la verdadera fe que cualquier otro profeta.